La silla… ese maravilloso mueble que todos tenemos en la habitación y que no siempre tiene la función para la que fue diseñada.
Una silla en el despacho la utilizas para trabajar, una silla en la cocina para comer, pero una silla en el dormitorio… esa silla sólo sirve para una cosa: almacenar la ropa que nos quitamos a lo largo de toda la semana. En el respaldo: chaquetas y blusas; en el asiento, pantalones y bolsos. Y justo debajo podemos dejar hasta tres pares de zapatos cuidadosamente colocados. ¿Verdad?
Pero no toda la ropa tiene el privilegio de poder posarse sobre este mueble. Para hacerlo ha de cumplir dos requisitos básicos: en primer lugar debe haber sido utilizada al menos una vez durante los últimos 5 días, y en segundo lugar debe NO estar limpia, pero tampoco debe haberse manchado (porque si no su sitio correcto sería el cesto de la ropa sucia).
Así que podríamos decir que la silla es ese espacio al que van a parar las prendas después de haber sido sacadas del armario, pero antes de ocupar el cesto de la ropa sucia.
Algunos consejos…
Hay que admitir que ésta es una práctica habitual tanto en hombres como en mujeres, así que estos consejos van para todos vosotros:
Por la mañana, cuando cojas la ropa del armario, deja la percha que has dejado libre encima de la cama o colgada sobre el pomo del armario. Cuando vuelvas a casa y te la quites vuelve a colocarla en la percha y sólo tendrás que meterla dentro del armario de nuevo.- Antes de meterte en la cama asegúrate de tener toda la habitación bien recogida.
- Prepárate la ropa del día siguiente y guarda la que sobre
- Compra un perchero donde puedas dejar la ropa bien organizada y a la vista.
- Quita la silla de la habitación!
Con estos trucos no os aseguro que vuestra habitación esté siempre ordenada, pero seguro que os quitáis un dolor de cabeza diario.
Ánimo valientes, a ordenarse! 🙂
Si necesitáis ayuda, ya sabéis dónde encontrarnos!!
